Decir que no

A esta generación nos han engañado

Por el rabillo del ojo veo llegar a Marta a su mesa.

Trae cara de angustia. La misma que tiene ya desde hace unos meses. Hoy además viene más agobiada porque llega tarde a la reunión.

A media mañana, cuando salimos a tomar un café, me cuenta que ha dormido poco, porque ayer su cabeza no paraba de darle vueltas a todo. Y que, cuando por fin se durmió, al poco rato se despertó su hijo con pesadillas. Así que, se acostó a su lado y se quedó con él para que se tranquilizara y volviera a dormirse.

Está claro que hoy no ha sido el mejor día para su intervención en la reunión. Pero ¡¿cuándo lo es?!

Últimamente no le da la vida para nada, ni siquiera cuando le propongo salir a andar. El otro día me confesó que hace tiempo que su pareja y ella ya no tienen sexo. Que al final del día ella acaba agotada y él está embebido en su tablet.

—A esta generación nos han engañado— me dice—. ¡Con todo lo que me ha costado llegar hasta aquí!; la carrera, las entrevistas de trabajo, la hipoteca, la boda, los niños… ¿y todo para vivir así?

Siento que necesito algo más, me falta algo, ¿o quizás me sobra?, ¡qué sé yo!

 (…Del libro “Mucho más que madres“)